El pasado mes de diciembre se realizó la entrega de fotos escolares. Como cada año, a todos los alumnos del colegio se les realizan las fotos para el "yearbook" que es entregado al final del curso a los padres, junto con el boletín de notas. Éste día nos sentimos todos nerviosos e intentamos salir lo mejor posible. Las chicas se ponen guapas con sus mejores peinados mientras que a los chicos les resulta un poco más indiferente, pero también procuran salir bien. Las fotos de este año fueron en el mes de Octubre y el proceso fue el mismo de siempre. A nosotros, los alumnos de 3º de ESO, nos tocó el turno después del recreo. En vez de subir directamente a la clase como siempre nos dirigimos al gimnasio. Allí se encontraban todas las cámaras. Como siempre hay 3 hombres. Uno de ellos se encarga de realizar las fotografías, otro procura avisar a los alumnos de que ocupen su puesto por orden de lista y finalmente, el último se encarga de las fotos de grupo. Cuando se va acercando tu turno, a los más vergonzosos se le suben los colores, algunos intentan no pensar en nada y limitarse a sonreír. Es un poco incómodo para algunos saber que la mitad de la clase tiene la mirada clavada en ti. Entonces cuando finalmente te toca (es en orden alfabético) te diriges hacia una silla.
Ese es el peor momento porque ahí es cuando el fotógrafo te dice “Échate el
pelo hacia atrás”, te lo echas y vuelve para delante y te lo vuelven a decir.
Ahí es cuando sientes que los nervios estallan; porque claro, mientras tu estas
ahí nervioso, o en mi caso, nerviosa, tus compañeros te miran y se ríen de ti
(con cariño, claro). El “flash” es muy molesto para algunos y eso es lo peor,
porque te repiten la misma foto una y otra vez. Cuando finalmente acaba el
martirio, solemos soltar un gran y sincero suspiro. Pero ahí no acaba la cosa,
cuando todos acaban con la foto individual, nos reunimos todos en un solo
fondo, y nos repartimos en tres filas: en la primera los más altos (sentados),
en la segunda los medianos (levantados) y en la última los mas bajitos
(montados en un banco). Todos tomamos una cara bastante formal, y estamos muy
arreglados y formales. Cuando acabamos con ésta, nos quitamos casi todos las
chaquetas y las corbatas, mostrando nuestra parte más informal.

Y esto es lo que nos pasa cada año a todos.
Mercedes Aucha y Zara Neshan
3º ESO B